¿Cómo aplicar en el aula el aprendizaje basado en juegos?
La siguiente infografía nos ayuda a pensar como se puede aplicar el juego como otra estrategia para potenciar la enseñanza:
Aula Planeta recomienda siete
consejos para gamificar la clase:
1. Define un objetivo claro. Establece qué
conocimientos o actitudes quieres que tus alumnos adquieran o practiquen
mediante el juego. Puede ser una asignatura completa, los contenidos de un
trimestre o un tema concreto que se les resiste. También puedes tener como fin
potenciar ciertos comportamientos, desarrollar ciertas destrezas o
competencias. En cualquier caso, es importante que definas el objetivo antes de
comenzar a diseñar el juego.
2. Transforma el aprendizaje de
capacidades y conocimientos en juego. Debes ser capaz de plasmar el
proceso de aprendizaje tradicional en una propuesta lúdica y divertida. Puedes
comenzar por una opción sencilla (en muchas ocasiones, las más eficaces y
motivadoras) y, por ejemplo, inspirarte en algún juego tradicional que ya
conozcas para que la primera prueba sea más fluida, tanto para ti como para los
estudiantes. El trivial, la oca o cualquier juego de preguntas y respuestas o
de emparejar conceptos puede ser una opción perfecta para empezar. También
puedes dar los primeros pasos en la gamificación utilizando juegos educativos
como los que se recopilan en
Vedoque,
Cyberkidz o
JueduLand.
3. Propón un reto específico. Una
de las preguntas esenciales cuando se encara por primera vez un juego es: “¿Qué
tenemos que conseguir?”. Igual que tú, como docente, debes tener claro el
objetivo didáctico del juego, tus alumnos deben estar al tanto de cuál es el
objetivo lúdico del juego y qué tienen que hacer para lograrlo. A veces se
tiende a complicar los juegos hasta tal punto que se diluye el destino final de
los mismos.Céntrate en un reto concreto y motivador, explícaselo a tus alumnos
y tenedlo siempre presente antes, durante y tras el desarrollo del juego, para
analizar cómo ha sido la experiencia, detectar aciertos y errores y aprender
para la próxima sesión.
4. Establece unas normas del
juego. Las reglas sirven para reforzar el objetivo del juego, pero también
evitan que el caos se apodere del desarrollo del mismo, delimitan
comportamientos, promueven una competición limpia o facilitan ciertos
acontecimientos o encrucijadas que puedan interesarte. Crea unas normas
concisas, revísalas una a una con tus alumnos para que estén claras y observad
siempre su cumplimientopor parte de todos los participantes en el juego.
5. Crea un sistema de recompensas (badges). La
recompensa es parte fundamental del juego. De hecho, hay sistemas de
gamificación que se basan únicamente en establecer puntuaciones o premios que
se aplican en el desarrollo tradicional de la clase y que sirven para valorar
la adquisición de contenidos pero también los comportamientos, la capacidad de
trabajo en equipo, la participación en en aula, los trabajos extra… Hay sistemas online como
ClassCraft u
OpenBadges que permiten
establecer puntuaciones y premios a ciertos logros obtenidos. Puedes optar por
estos o por un sistema de puntuación tradicional que debe resultar claro y
estar accesible o visible en el aula para mantener la motivación.
6. Propón una competición
motivante. Una sana competencia es parte indispensable del juego. No es
necesario el enfrentamiento directo e individual, puedes optar por juegos
cooperativos en los que los participantes tendrán que colaborar y aportar de
diversas maneras para lograr la recompensa final. Pero incluso en ese caso
habrá cierta competencia por participar, ayudarse unos a otros, resolver el
siguiente paso, alcanzar el logro antes que el resto de compañeros o mejorar
las puntuaciones propias.
7. Establece niveles de dificultad
creciente. El funcionamiento de un juego se basa en el equilibro entre la
dificultad de un reto y la satisfacción que se obtiene al superarlo. Por eso, conforme
el alumno avanza y practica, el nivel de dificultad debe ir en aumento para
adaptarse al dominio que ha ido adquiriendo. De este modo se mantendrá la tensión
reto-superación y, por lo tanto, la motivación del estudiante
para seguir jugando y superándose. Como en los pasos anteriores, la experiencia
que vayas adquiriendo te ayudará a delimitar mejor los niveles, atendiendo al
uso que hagáis del juego y los resultados obtenidos.